En airea-elearning tenemos claro que para transmitir nuestros aprendizajes un vídeo vale más que mil palabras. Y no hay más que ver las miles de reproducciones que tuvieron nuestros primeros videotutoriales sobre cómo usar moodle u otras herramientas para la enseñanza y el aprendizaje. Y es que en la era digital, los recursos audiovisuales se han convertido en una herramienta fundamental para el e-learning, revolucionando la forma en que las personas aprenden y se conectan con el conocimiento.
Los videos, podcasts, animaciones y otros formatos audiovisuales no solo enriquecen la experiencia de aprendizaje, sino que también la hacen más accesible, interactiva y efectiva. En un mundo donde el contenido visual y auditivo domina nuestras interacciones diarias, los audiovisuales representan una buena oportunidad para transformar la formación online y llegar a audiencias diversas y globales, como ya es una práctica habitual en tantos trabajos. Los seres humanos somos inherentemente visuales y auditivos. Diversos estudios demuestran que retenemos mejor la información cuando se nos presenta en formatos multimedia, ya que combinamos estímulos visuales y auditivos para procesar y recordar conceptos. En el contexto del e-learning, los recursos audiovisuales permiten explicar ideas complejas de manera clara y atractiva, lo que facilita la comprensión y el engagement de los estudiantes. Por ejemplo, un video explicativo puede simplificar temas abstractos o técnicos, mientras que una animación puede ilustrar procesos dinámicos que serían difíciles de entender a través de texto.
Además, los audiovisuales son especialmente útiles para adaptarse a diferentes estilos de aprendizaje. Algunas personas aprenden mejor viendo, otras escuchando, y otras haciendo. Los recursos audiovisuales permiten combinar estos enfoques, ofreciendo una experiencia de aprendizaje más personalizada e inclusiva. Por ejemplo, un curso on line puede incluir videos explicativos, podcasts para escuchar en movimiento y actividades interactivas basadas en imágenes o sonidos, lo que garantiza que todos los estudiantes encuentren un formato que se adapte a sus necesidades.
Uno de los mayores retos del e-learning es garantizar que sea accesible para todos, independientemente de su ubicación, nivel educativo o recursos tecnológicos. Los audiovisuales pueden desempeñar un papel clave en este sentido. Por ejemplo, los videos subtitulados o traducidos permiten llegar a audiencias de diferentes idiomas, mientras que los podcasts pueden ser accesibles incluso en áreas con conexiones a internet limitadas. Además, los formatos audiovisuales son especialmente útiles para personas con discapacidades visuales o auditivas, siempre que se incluyan herramientas de accesibilidad como audiodescripciones o transcripciones.
En el e-learning también debemos poner especial atención para mantener a las personas que participan en nuestros cursos con la suficiente motivación y atención. Por eso los recursos audiovisuales, siempre que sean breves, de calidad, con soportes visuales y accesibles, contribuyen a una mayor motivación ya que son inherentemente más dinámicos y atractivos que los textos estáticos. A este respecto, incluso los videos interactivos permiten a los estudiantes tomar decisiones, resolver problemas o explorar diferentes caminos dentro de una narrativa, lo que aumenta su participación activa en el proceso de aprendizaje. Del mismo modo, los webinars en vivo o las clases virtuales con expertos pueden crear un sentido de comunidad y conexión, algo que en ocasiones falta en los cursos online más tradicionales.
Además, los audiovisuales permiten incorporar elementos emocionales, narrativos e incluso humorísticos que hacen que el aprendizaje sea más significativo. Una historia bien contada, una entrevista inspiradora o una animación divertida pueden dejar una impresión real en los participantes, ayudándoles a retener información y a aplicar lo aprendido en su vida cotidiana. Esto es especialmente importante en temas complejos o sensibles, como la educación en género, la sostenibilidad o la salud mental, donde la empatía y la conexión emocional son clave.