Hace unas semanas el amigo @balhisay me regalaba el libro Gamificación del MOOC de Coursera que ha movido y despertado a miles de personas las ganas de integrar y re-pensar modelos de negocio y relaciones laborales más allá de las retribuciones económicas y de estatus. Es algo en lo que yo diría de forma brevísima y coloquial que es gamificar: hacer que las personas de una organización se sientan parte de ella y disfruten en sus contribuciones.
En verdad como sabrás este término que procede de la palabra game, juego en inglés, propone una forma de relacionarse y definir proyectos tanto a nivel empresarial como pedagógico que integre cualidades «más humanas», individuales y únicas de cada ser en base a unas normas y pautas definidas.
El juego en mi vida siempre ha jugado (valga la redundancia) un papel clave. Si estudias psicopedagogía tienes la suerte de poder reparar en la motivación para el aprendizaje y en cómo las características del entorno van a facilitar o entorpecer un avance en éste. Los métodos y los planes recogen estos elementos de forma más o menos conscientes. Las necesidades de autorrealización más altas en la mítica pirámide de Maslow nos dicen que no basta con ir a trabajar solo por el sueldo (necesidades básicas, supervivencia), es algo que se puede sostener durante etapas, o quizá en profesiones no ligadas al conocimiento y relación, educación… pero si estas condiciones se mantienen en el tiempo las repercusiones en la tarea y en el bienestar personal y organizacional se resienten.
En la imagen me permito un poco de humor, que con la sorpresa y emoción se hacen ingredientes fundamentales de la gamificación. La puso el divertido Gavin Henrick en la Moodlemoot Spain hace ya tres años en Barcelona y la he rescatado de mi twitter.
Cuando entramos en entornos de aprendizaje digitales la gamificación puede interpretarse como algo complejo, misterioso, automatizado, tecnológico, robótico… como si perdiera esa humanidad que todas ansiamos en la vida diaria, la de la calle, en el tocarse y reírse, y en el aprender y emocionarse conectándote con otras personas, también en la red. Y ahí reside una de las características de #ACSED porque si una de las claves para el éxito formativo está ligada a la escucha de expectativas lo que estamos preguntando es la motivación, qué les lleva a estas personas a querer aprender, para darles lo que necesitan porque lo que queremos es que lo apliquen, que integren ese aprendizaje en su práctica diaria, y si no sabemos qué es lo que quieren o necesitan no sabremos su motivación, la clave para acertar en el juego.
Dicen Kevin Werbach y Dan Hunter en este libro que motiva mi post, que la motivación es la palanca de cambio y tradicionalmente la motivación para ir a trabajar es el salario y el estatus, son motivaciones extrínsecas necesarias para vivir. No parece lógico tener una motivación intrínseca (realización, crecimiento, ilusión) por sacar la basura cada noche dicen los autores en el libro. Sin embargo la auténtica motivación para aprender me atrevo a decir que es intrínseca porque se conecta con ganas de poner en práctica algo que te inquieta, que preocupa, y necesitas contrastarlo, digerirlo, compartirlo, para volver a tu entorno y trabajar y aplicar de forma diferente. Eso es lo que entiendo por aprendizaje.
Hace tiempo escribí un post que no llegué a publicar sobre insignias, badges y gamificación. Esa aportación a la identidad digital y el proyecto de Mozilla Firefox para que cada persona pueda tener su mochila (colección de insignias) y mostrarlas en algún lugar de Internet. Es decir, poder incluir por ejemplo en tus redes los “logros” que has conseguido cursando formación, impartiéndola, participando en proyectos, etc.
Y me doy cuenta de que no publiqué este texto porque me faltaba el poso, la base… es eso gamificar? Hacer condicionales y en base a resultados o aportaciones conseguir un sello? Sin duda es una herramienta que aporta valor, como pueden ser los gomets en las escuelas –conductismo precaución!- pero debe haber algo más y en esta lectura lo voy encontrando J
Y hasta aquí he llegado en esta propuesta para hacer del mundo, las organizaciones y los procesos formativos algo más profundo y auténtico, que conecte con cada ser que se conecta, desde el enfoque pragmático que nos aportan las estructuras y tecnologías digitales. En el camino de SUPERvivir. Sigo con la lectura. Sigo aplicándome el cuento de incorporarlo en la metodología #aireaelearning. Os sigo contando. ¡Muchas gracias David!
Sin entrar en profundidades (el post es extenso!) creo que aciertas de pleno en cuanto a las motivaciones intrínsecas aunque muchas (demasiadas?) veces, queremos que éstas vayan acompañadas de motivaciones extrínsecas… ¿Es mucho pedir?
Dice el Evangelio (o dicen que dice…) «si la sal se vuelve sosa ¿quién la salará?».
Yo, al menos, ya veo cierto riesgo sin respuestas fáciles.
Eskerrik asko hausnarketagatik.
Mila esker zuri Xabier hemen zure ekarpena egiteagatik 🙂
Sí, creo que entiendo lo que dices, la necesidad de equilibrio en la motivación, solo intrínseca… no sé cuánto de viable sería. Si no Pero si reparamos en ella llegaremos más lejos, sin duda.
Ondo izan!
Itziar
Me ha gustado mucho leerte Itziar, me ha gustado trabajar en entornos donde las personas estaban / estábamos motivadas y sacábamos lo mejor de nosotras mismas por un bien común. Quiero pensar que, en nuestra sociedad, somos mayoría. Y aquí, la formación juega un papel importante. Igual que las organizaciones que permiten que ese tipo de entornos se den. Zorionak por el post – quedo a la espera del siguiente. Bea
Muchas gracias Bea! estoy depurando el siguiente post de gamificación, antes también os quiero compartir lo aprendido en la moodlemoot Spain, recién llegada de Mallorca… allá vamos! Un saludo, Itziar